martes, 12 de octubre de 2010

La droga y el cine (I): Introducción

El siguiente reportaje analiza la capacidad del vehículo audiovisual para retratar un concepto base como la droga y los elementos que se desprenden del mismo, así como las variedades del principio activo, fármaco o medicamento. No obstante, también abarca el uso que el individuo ha hecho de ella y las consecuencias humanas que provoca.
La tradición artística ha empleado desde tiempos remotos la cultura del estupefaciente (uno más de los términos inconclusos que implicaremos más adelante), sirviendo a la misma como motor para la inspiración de artistas o centrando la atención de la obra literaria, cinematográfica, fotográfica...
Mi intención presente no es la de condenar ni apoyar la cultura de la droga sino la de reflejar su presencia en las películas. Así pues, ésta se convierte en núcleo de mi atención y, tal y como hemos mencionado, las referencias filmográficas (así como la opinión que merezcan particularmente) se desplazan a un segundo plano.
Una vez desglosadas estas líneas introductorias, el reportaje parte de la premisa temporal de que la conexión droga-sujeto, como tantos otros aspectos sociales, ha ido evolucionando y transformándose conforme a modas, tendencias y circunstancias culturales y geofráficas que razonan el hecho de que algunas de las sustancias consumidas popularmente en 1965, hayan desaparecido en nuestros días o se encuentren en vías de extinción (lo cuál no impide que dentro de dos décadas vuelvan a extenderse). Así que esta visión general sobre la droga y el cine se estructura en torno a etapas sociales del Siglo XX (en su relación con la droga), dando lugar a que las fechas precisas de las producciones analizadas conformen datos irrelevantes.
José Ignacio Nogueira García