Andrés Roemer retomaba una cuestión constante: ¿por qué somos como somos?; y exponía la trascendencia del sistema de tres pilares sobre el que la especie humana basa su concepto de felicidad: relación sentimental, salario e hijos. Numerosos estudios han demostrado que ni la descendencia ni el estatus económico (decía Roemer que “en EEUU el individuo avanza en prosperidad de la mano de un ampliación de su salario hasta la cifra de inflexión de los 60.000 dolares; ésto explica que haya millonarios al borde del suicidio”) pero la premisa que sí parece avanzar hacia la unanimidad es que el amor define el estado de dicha para el hombre.
Este filántropo e intelectual criado en Ciudad de México expuso una nueva visión a un problema común, cercana al carácter satírico y mordaz. “Unos amigos y yo llegamos a una cafetería llamada Starbucks; y yo pido un mocaccino doble; mi amigo amigo José quiere un café solo con aroma a almendras y Javier pide un capuccino sin azúcar y mucha leche. Y los tres somo felices porque nos sentimos especiales: tenemos 77 combinaciones posibles para desayunar por la mañana. El ser humana necesita oportunidades, el ser humano necesita sentirse único aunque el de al lado tenga las mismas opciones que tú.” Un discurso variopinto, abriendo varios frentes distintos, que cerró defendiendo que “las cosas cuestan trabajo y...¡no crean lo que dicen!”.
- El segundo porvenir esbozado hace referencia a la imposición islámica sobre la población vigente: “quizás algún día podamos ver una mezquita dónde hoy está Notre-Dame, o quizás Europa pase a ser sólo la franja Norte de África.”
- El tercer proyecto de futuro cobra protagonismo a través de grupos políticos organizados en Bélgica, Francia o Italia que quieren preservar la tradición cultural europea y se oponen rotundamente a la inmigración.
No obstante, manifestaba Pipes que “aún es pronto para vaticinar cuál será el futuro.”
Irene Khan es una de las mayores defensoras por los derechos de la mujeres. Enérgica, activista concienzuda, asiática y musulmana, ocupó el cargo de secretaria general de la organización para la defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional hasta 2009. Khan dibujó una realidad perturbaba que somete a miles de mujeres: “una mujer vive subyugada en una pequeña tribu africana, dónde su única labor consiste en andar millas para traer agua de un pozo contaminado. Pero consigue escapar, emigra a Europa en busca de una situación mejor y acaba formando parte de una red de tráfico de mujeres que le llevará a la prostitución y a la clandestinidad. Pero una vez más se aleja de este pasado para empezar a trabajar en una fábrica textil asiática dónde va a cobrar dos dolares al día (1'65 euros aproximadamente)...”. Esta bengalí lleva toda su vida luchando en favor de un porvenir alternativo, consciente del poder de las mujeres en su lucha por organizarse y acceder a nuevos espacios. “No debemos preguntarnos porqué esa mujer maltratada está con ese hombre, sino ¿por qué no le pasa nada a él?” concluyó.
El discurso ideológico de Wang Xiaoping no merece un análisis reflexivo de sus principios. Pensadora y nueva ideóloga del Partido Comunista en China, Xiaoping obsequió a los asistentes con una conferencia de manual propagandístico, confusa, espesa y sin un objetivo inteligible. La importancia de la nueva generación (que ronda los treinta años) y la necesidad de valorar el contexto para acometer los entresijos misteriosos de esa gran nación que es China, todo aderezado con una paradoja literaria sobre un 'ratoncito' y su lucha ancestral con el hombre.
Una de las presencias más esperadas sobre el escenario de El ser creativo era la de Bernard Henry-Lévi que, a partir de un discurso desenfrenado y con grandes dosis de improvisación, ensalzó la capacidad del ser humano como sujeto analista de su opinión en favor de la libertad. El francés comenzaba diciendo que “hasta oír al resto de ponentes (en referencia a Daniel Pipes, Irene Khan y Wang Xiaoping) no había comprendido cuál era el tema planteado”; y añadía: “a día de hoy existen fuerzas opresoras que desean que volvamos al pensamiento obsoleto: la libertad de opinión es una cuestión fácil de resolver, o existe totalmente o no existe.” aseveró zanjando la primera frontera de su discurso filosófico. Henry-Lévi fue fundador de una corriente llamada “nuevos filósofos” (“noveaux philosophes”), un grupo de intelectuales surgido a partir de la revolución de Mayo del 68. Este genial orador no se cansó de acentuar que “el pensamiento rompe ladrillos, rompe mundos y construye otros. Si el pensamiento es libre es extraordinario y es el arma más eficaz”. En una mención breve a los totalitarismos decía que “incluso los poderes más eficaces nunca saben lo que piensan realmente sus ciudadanos. Es una especie de asilo inviolable” aunque acertaba a decir, también, que “nunca somos totalmente libres para pensar, no es suficiente con cortar las cuerdas que aferran nuestra mente”. Soberbio y grandilocuente, Bernard Henry-Lévi cerró el curso de ponencias a las 13:10 de la tarde del sábado 23 de Octubre de 2010.
El enfrentamiento entre el idealista galo y Wang Xiaoping (tal y como lo hicieron el día anterior Corinne Maier y el rabino Shmuley Boteach, sin que en ninguna de las ocasiones llegase la sangre al río) centró la atención del coloquio posterior. Los cuatro protagonistas del mismo, avanzaron en sus disertaciones hacia un resultado concluyente pero no-definitivo que mantuvo a cada ideólogo en sus certezas.
Manuel Campo Vidal, Francisco de la Torre, Andrés Roemer y Joaquín Zulategui fueron los encargados de cerrar esta primera edición del congreso de mentes brillantes El Ser Creativo. Zulategui, director del primer congreso de esta clase organizado por iniciativa privada, alentó al público confirmando que en el año 2011 la segunda edición se celebrará también en Málaga y que, como no podía ser de otra manera, ya baraja algunos invitados de lujo como Ferran Adriá, cocinero de prestigio internacional y creador, o Fernando Savater, filósofo y escritor, autor del celebrado Ética para Amador.