Capítulo 3. República de Saló, SERBIA.
Me gustaría plantear ahora una cuestión totalmente extraordinaria respecto al festival. Como colaboradores habituales de Sitges, me gustaría saber vuestra opinión acerca de la polémica iniciada por…
(Risas). G.F.: ¡A serbian film! Ya sabía por dónde ibas…
Claro, como sabéis A serbian film (Srdjan Spasojevic, 2010) y, en menor medida, LA Zombie (Bruce Labruce, 2010), levantaron cierto revuelo mediático en la pasada edición del festival de Sitges. ¿Qué opinión os merece el hecho que todo el mecanismo censor y legal en España se despierte a raíz del estreno de películas como éstas?
G.F.: Bueno, ¿tú o yo? Mejor tú, Enrique, que eres más comedido (risas).
E.G.: Mira, la verdad es que lo que me da rabia es el hecho de que en España, ahora mismo, hacen falta, y mucho, eficacia y rapidez en el sistema legal. Y que ahora venga un juez a prohibir una producción artística (“y recuerdo que no estamos hablando de realidad”, añade Gloria) y haya dicho ‘no lo puedes ver’. No lo entiendo, realmente no lo entiendo. Esto me hace ver que estos mecanismo censores que se han puesto en marcha no tienen ni idea de lo que es un festival de cine, que no tienen ni idea de lo que es una película. Mientras, las librerías muestran a la vista de cualquiera un libro que ha escrito el señor Sanchéz Dragó, que contiene actos reales, recuerdos verídicos sobre relaciones sexuales con menores. Es una pena.
G.F.: Es una actitud hipócrita. Tengo que estar oyendo en programas de televisión en horario infantil pues…(Gloria se contiene) las felaciones de la señorita Belén esteban con noséquién o cualquier otro. Y están haciéndolo cuando cualquier niño puede escucharles. ¿Qué tengo que hacer: poner una denuncia?
E.G.: Eso es; simplemente cambiamos el canal. A nadie se le insistió para que viera la película en Sitges.
G.F.: De hecho se pidió el carnét para que no pudiese entrar ningún menor.
G.F.: Bueno, ¿tú o yo? Mejor tú, Enrique, que eres más comedido (risas).
E.G.: Mira, la verdad es que lo que me da rabia es el hecho de que en España, ahora mismo, hacen falta, y mucho, eficacia y rapidez en el sistema legal. Y que ahora venga un juez a prohibir una producción artística (“y recuerdo que no estamos hablando de realidad”, añade Gloria) y haya dicho ‘no lo puedes ver’. No lo entiendo, realmente no lo entiendo. Esto me hace ver que estos mecanismo censores que se han puesto en marcha no tienen ni idea de lo que es un festival de cine, que no tienen ni idea de lo que es una película. Mientras, las librerías muestran a la vista de cualquiera un libro que ha escrito el señor Sanchéz Dragó, que contiene actos reales, recuerdos verídicos sobre relaciones sexuales con menores. Es una pena.
G.F.: Es una actitud hipócrita. Tengo que estar oyendo en programas de televisión en horario infantil pues…(Gloria se contiene) las felaciones de la señorita Belén esteban con noséquién o cualquier otro. Y están haciéndolo cuando cualquier niño puede escucharles. ¿Qué tengo que hacer: poner una denuncia?
E.G.: Eso es; simplemente cambiamos el canal. A nadie se le insistió para que viera la película en Sitges.
G.F.: De hecho se pidió el carnét para que no pudiese entrar ningún menor.
E.G.: Esta película se ha exhibido en veinticinco festivales internacionales, en territorios gobernados por auténticas dictaduras…¡se ha exhibido en Texas! Imaginaros como está el tema católico allí; y no ha pasado nada. Entonces te planteas: ¿por qué ha tenido que pasar aquí? Pues no lo sabemos. Lo que realmente ha conseguido es que A serbian film se haya convertido en los últimos días en uno de los enlaces con mayores descargas en Internet. Y seguramente, a raíz de toda la publicidad que ha conseguido, ya la hayan visto algunos hijos de aquellos que se proclamaron contra ella. También, que en Estados Unidos ya haya una distribuidora dispuesta a proyectar una “versión comercial”, quitando los famosos segundos de la película. Una película que hubiera pasado totalmente desapercibida; que se hubiese visto en Málaga, porque estaba preseleccionada, aunque el festival haya decidido descartarla con criterio tras la experiencia de su paso por San Sebastián. Pero lo importante es que la gente pueda decidir lo que quiere o no quiere ver.
G.F.: Además en la película no se hace apología de la violencia, no muestra pornografía infantil; todo lo contrario: el trasfondo de A serbian Film se opone totalmente a eso. Sinceramente nos parece una polémica absurda. Provocada por una película que tampoco es buen cine, no es una maravilla…yo la compararía a Hostel (Eli Roth, 2006) en Estados Unidos. Hubiera pasado sin pena ni gloria, es una película exploiation, como aquellas de los años setenta y ochenta.
E.G.: Y da pena que en un festival con 150 películas programadas sólo se hable de una, y se haya perdido la esencia de un festival de cine.
Quizás la faceta más peligrosa de todo este asunto se encuentra, no ya en su prohibición, sino en el posible proceso legal en el que se puede ver Sitges si el recurso del juez sale adelante.
G.F: Sí, así es. Estuvimos hablando con los directores del certamen y, de hecho, estuvo aquí el otro día el subdirector para la presentación del libro. Y me decía que ya lo tienen todo en manos de abogados por si acaso tienen que defenderse de alguna manera. Porque, evidentemente, pueden verse envueltos en un proceso de “actividad delictiva”, cuando realmente esa película ya se había visto en la preselección y no eran ellos solos los que la valoraban. Es ridículo, es una caza de brujas. Y me gustaría citar unas palabras de un buen crítico, Jesús Palacios, que publicaba en una web pidiendo a todos aquellos padres de la CONCAPA (Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia). que echaran un vistazo a la Biblia, buscando signos de crueldad, violaciones y pedofilia. La Biblia está llena de todo esto; por favor, que la vuelvan a leer.
Y como profesionales del cine, ¿qué me podéis decir de la película en sí? Sin detalles contextuales, etc.
E.G.: A ver, A serbian film es una película que, si estás acostumbrado a ver títulos del mismo género en festivales parecidos, difícilmente va a sorprenderte.
G.F.: Lo que ocurre es que habla del cine dentro del cine, lo cuál parece que le da veracidad al asunto y. bueno, está la escena que se ha hecho famosa en la que a una mujer le quitan el feto y…¿sabes? Lo bueno es que cuando estás en la platea del cine y aparece esta secuencia casi al final de la película, la gente se reía. ¿Por qué? Pues porque no es creíble, ¡además que se ve que es un muñeco! (risas). No sé si habéis visto A l’interieur (Alexandre Bustillo y Julien Maury, 2007), o Frontiers (Xavier gens, 2007) o Martyrs (Pascal Laugier, 2008). Llega un momento en el que las escenas de gore te llevan a un estado tan psicodélico que te dices a ti mismo ‘Joder, esto ya es demasiado’. La cuestión es que le han dado mucha importancia a una escena que en la película pasa totalmente desapercibida porque te están contando otras cosas.
Por lo tanto, ¿innecesaria?
G.F.: Sí, innecesaria. Cuando el director y el productor la llevaron a Sitges ya tenían elaborado todo un discurso de que lo que ellos querían mostrar era el horror de la guerra serbio-bosnia(comenta en tono sarcástico)…
Entonces, ¿se puede leer algo entre líneas? Porque algunas de las críticas que había recibido aludían a Saló…
G.F.: ¡Ahí está! Con A serbian film me ha pasado lo que hace tiempo me pasó con Saló (Saló o los 120 días de sodoma; Pier Paolo Passolini, 1975).
E.G.: Totalmente de acuerdo (mirando a Gloria). Y fíjate dónde está. Es un título emblemático, símbolo de la lucha contra el totalitarismo.
G.F.: Sí, eso le pasará a A serbian film dentro de unos años, sin comerlo ni beberlo. Desgraciadamente se convertirá en referencia generacional a raíz de toda la polvareda que ha levantado.
G.F.: Además en la película no se hace apología de la violencia, no muestra pornografía infantil; todo lo contrario: el trasfondo de A serbian Film se opone totalmente a eso. Sinceramente nos parece una polémica absurda. Provocada por una película que tampoco es buen cine, no es una maravilla…yo la compararía a Hostel (Eli Roth, 2006) en Estados Unidos. Hubiera pasado sin pena ni gloria, es una película exploiation, como aquellas de los años setenta y ochenta.
E.G.: Y da pena que en un festival con 150 películas programadas sólo se hable de una, y se haya perdido la esencia de un festival de cine.
Quizás la faceta más peligrosa de todo este asunto se encuentra, no ya en su prohibición, sino en el posible proceso legal en el que se puede ver Sitges si el recurso del juez sale adelante.
G.F: Sí, así es. Estuvimos hablando con los directores del certamen y, de hecho, estuvo aquí el otro día el subdirector para la presentación del libro. Y me decía que ya lo tienen todo en manos de abogados por si acaso tienen que defenderse de alguna manera. Porque, evidentemente, pueden verse envueltos en un proceso de “actividad delictiva”, cuando realmente esa película ya se había visto en la preselección y no eran ellos solos los que la valoraban. Es ridículo, es una caza de brujas. Y me gustaría citar unas palabras de un buen crítico, Jesús Palacios, que publicaba en una web pidiendo a todos aquellos padres de la CONCAPA (Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia). que echaran un vistazo a la Biblia, buscando signos de crueldad, violaciones y pedofilia. La Biblia está llena de todo esto; por favor, que la vuelvan a leer.
Y como profesionales del cine, ¿qué me podéis decir de la película en sí? Sin detalles contextuales, etc.
E.G.: A ver, A serbian film es una película que, si estás acostumbrado a ver títulos del mismo género en festivales parecidos, difícilmente va a sorprenderte.
G.F.: Lo que ocurre es que habla del cine dentro del cine, lo cuál parece que le da veracidad al asunto y. bueno, está la escena que se ha hecho famosa en la que a una mujer le quitan el feto y…¿sabes? Lo bueno es que cuando estás en la platea del cine y aparece esta secuencia casi al final de la película, la gente se reía. ¿Por qué? Pues porque no es creíble, ¡además que se ve que es un muñeco! (risas). No sé si habéis visto A l’interieur (Alexandre Bustillo y Julien Maury, 2007), o Frontiers (Xavier gens, 2007) o Martyrs (Pascal Laugier, 2008). Llega un momento en el que las escenas de gore te llevan a un estado tan psicodélico que te dices a ti mismo ‘Joder, esto ya es demasiado’. La cuestión es que le han dado mucha importancia a una escena que en la película pasa totalmente desapercibida porque te están contando otras cosas.
Por lo tanto, ¿innecesaria?
G.F.: Sí, innecesaria. Cuando el director y el productor la llevaron a Sitges ya tenían elaborado todo un discurso de que lo que ellos querían mostrar era el horror de la guerra serbio-bosnia(comenta en tono sarcástico)…
Entonces, ¿se puede leer algo entre líneas? Porque algunas de las críticas que había recibido aludían a Saló…
G.F.: ¡Ahí está! Con A serbian film me ha pasado lo que hace tiempo me pasó con Saló (Saló o los 120 días de sodoma; Pier Paolo Passolini, 1975).
E.G.: Totalmente de acuerdo (mirando a Gloria). Y fíjate dónde está. Es un título emblemático, símbolo de la lucha contra el totalitarismo.
G.F.: Sí, eso le pasará a A serbian film dentro de unos años, sin comerlo ni beberlo. Desgraciadamente se convertirá en referencia generacional a raíz de toda la polvareda que ha levantado.
(Entrevista realizada por José Ignacio Nogueira García y Nicolás Bordallo Wolstadter).