En el año 2000, Rob Fleming se reencontraba en pantalla con su propio descalabro sentimental en una terapia melómana de vinilos antiguos y catálogos existenciales. Alta Fidelidad, adaptación de la novela Nick Hornby de título homónimo, profundiza en la personalidad neurótica e inestable del personaje encarnado por John Cusack que, junto a Dick (Todd Louiso)y Barry(Jack Black), se acerca a la máxima vanguardista de luchar por unos objetivos que resultan obsoletos cuando son alcanzados. Referencias filmográficas aparte, el curioso hobby de los protagonistas de estructurar cada faceta vital y preferencial en listas recopilatorias sirve de excusa a este aficionado para realizar su propio The very best of...
Sin perder la línea que siguen los protagonistas en la tienda de música que regentan en Chicago (Londres en la obra original), les presento las cinco mejores películas documentales para amantes de la música (rock) de todos los tiempos.
Sin perder la línea que siguen los protagonistas en la tienda de música que regentan en Chicago (Londres en la obra original), les presento las cinco mejores películas documentales para amantes de la música (rock) de todos los tiempos.
1. The last waltz (El último vals, 1978). Apología del género protagonizada por Eric Clapton, Bob Dylan, Van Morrison o Neil Young de la mano de un Martin Scorsese en estado de gloria. La que, según dicen las críticas más imprudentes, es la mejor película del oscarizado realizador en uno de sus escasos títulos de género documental, también es el documento gráfico del último concierto de los míticos The Band.
2. The Davil and Daniel Johnston (Jeff Feuerzeig, 2005). Cruel retrato de un artista que se hizo leyenda en el circuito underground neoyorquino, que elevó su leyenda a través del arte gráfico y el trastorno esquizofrénico que le acercó a la paranoia y a una supuesta “conexión con el diablo”.
3. Woodstock (Michael Wadleigh, 1970). Un malogrado y jovencísimo Scorsese fue el editor de la crónica audiovisual más influyente de la historia del cine musical. Tres días de paz, amor y música que recogen lo acontecido realmente en una granja de Bethel, Nueva York, símbolo de toda una generación de artistas y reverenciado por sus sucesores.
4. This is espinal tap (Rob Reiner, 1984). “Mientras tenga sexo y drogas, puedo vivir sin el rock and roll” es una de las perlas memorables de este falso documental que protagoniza una banda de heavy metal. Esta paradójica y descerebrada muestra de humor planteó a muchos esta pregunta: ¿Aún no has escuchado a Spinal Tap?
5. The Wall (Alan Parker, 1982). Esta espiral metafórica de pesadilla que protagoniza un joven rockero llamado Pink es otra de las grandes obra que ha dado lugar la conexión entre la música contemporánea y la no-ficción audiovisual. Parker profundiza en la reconstrucción de la personalidad maníaca del protagonista a través de una dimensión visual sorprendente, gobernada por los efectos de la droga y recursos animados espectaculares.
Quedan descartados Dig! (Ondi Timoner, 2004); Anvil; Elvis:That’s The Way It Is (Dennis Sanders, 1970); Shine a Light (de Martin Scorsese, 2008); I Am Trying To Break Your Heart (de Sam Jones, 2002); Neil Young: Heart of Gold ( de Jonathan Demme, 2006); End of the Century (de Jim Fields y Michael Gramaglia, 2003); Metallica: Some Kind of Monster (de Joe Berlinger y Bruce Sinofsky, 2004); Bewteen the Devil & The Wide Blue Sea (de Romuald Karmakar, 2005), etc. En palabras de Cusack: "una lista con las 5 principales, las que de verdad me hicieron daño".