José Ignacio Nogueira García. Bajo este título aproximado se esconde una nueva iniciativa en favor de la concordia palestino-israelí. El cerebro de este proyecto ambicioso es Samuel Perea, restaurador malagueño. Este ideólogo gastronómico regresó a su ciudad natal para repetir la experiencia de aunar el mundo de la Alta Cocina y el deseo de desmontar fronteras en un conflicto interminable. Víctor Gloger, cocinero israelí, y Ahmad Nawuaf, palestino, formaron el tándem protagonista de un evento que se celebró durante la jornada del 16 de Noviembre, con un encuentro en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga; y el 17 de Noviembre, que trasladaba la cita al hotel AC Málaga.
Durante tres horas, el público asistente en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga (con un inmensa mayoría de alumnos) vió desfilar por el estrado a la señora Rectora, a Juan Antonio García Galindo o a los chefs procedentes de Oriente Medio, debatiendo un sinsentido falto. Falto en valores, falto en esa perspectiva global que nos permita avanzar hacia un futuro pacífico y falto ideas de trasfondo que rehusenpalabras huecas. Los ponentes llenaron sus bocas con 'paces' y 'armonías', con 'puentes que tienden a' y con 'puertas que se abren'. Demasiados planteamientos ordinarios, sin orden ni concierto.
Más íntegro se despertó el discurso de Bernardo Díaz Nosty, catedrático de Periodismo y Presidente de la Cátedra Unesco de comunicación que, después de mil referencias inconclusas sobre garbanzos, espinacas y bacalao en Asturias, acabó diciendo que "se puede hablar de una buena digestión pero nunca de una buena guerra". Aunque el abajo frustrado incluya estas declaraciones descontextualizadas para avivar el desengaño procedente, también cabe mencionar que los presentes no estaban en mejor posición para comprender a qué venían a cuento.
Y sin ánimo de deslucir las expectativas del chef malagueño (aunque ahora ya resulte un poco tarde), brilló entre tanta ofuscación la figura de Henrique Cymerman; quizás, reportero español más versado en confictos de Próximo Oriente. Cymerman distendía, al comienzo de su ponencia, sobre los vínculos con la ciudad anfitriona. "Para mí es muy importante estar en Málaga: aquí están mis raíces", guiñaba a la ciudad anfitriona. De madre malagueña y padre portugués , el corresponsal de La Vanguardia, Antena 3 TV y la cadena portuguesa SIC aludía a los vínculos históricos del pueblo español con los de Próximo Oriente ("que lo conectan más con la guerra en Jerusalén, que con el conflicto en Bosnia").
Colaborador habitual de la BBC británica, el portuense es uno de los mejores comunicadores en esta asignatura pendiente para el periodismo nacional. Su experiencia como corresponsal en el centro neurálgico de la reflexión televisiva data de 1975: "En ocasiones, Israel se convierte en el centro de mundo. Se dice que, cuando alguién en Jerusalén estornuda, en Europa alguien se resfría. El eco mediático nos ha hecho olvidar el hecho de que es un territorio más pequeño que Galicia; ya lo advirtió Ben Gurion (líder sionista y fundador del Estado de Israel): 'tanta historia para tan poco geografía. Si hay algo que se pueda decir de Oriente Próximo es que tiene una fuerza mediática inconmensurable", y añadía que hoy "tanto Israel como Palestina saben que la guerra se gana en la televisión, es una guerra de audiencias" .
Colaborador habitual de la BBC británica, el portuense es uno de los mejores comunicadores en esta asignatura pendiente para el periodismo nacional. Su experiencia como corresponsal en el centro neurálgico de la reflexión televisiva data de 1975: "En ocasiones, Israel se convierte en el centro de mundo. Se dice que, cuando alguién en Jerusalén estornuda, en Europa alguien se resfría. El eco mediático nos ha hecho olvidar el hecho de que es un territorio más pequeño que Galicia; ya lo advirtió Ben Gurion (líder sionista y fundador del Estado de Israel): 'tanta historia para tan poco geografía. Si hay algo que se pueda decir de Oriente Próximo es que tiene una fuerza mediática inconmensurable", y añadía que hoy "tanto Israel como Palestina saben que la guerra se gana en la televisión, es una guerra de audiencias" .
También habló del periodista en Israel, un papel que encomió de "excepcional, a caballo entre dos mundos". Portavoces de una realidad desordenada: "¿sabéis cuál es la distancia entre estas tierras? Apenas quince minutos. La gente de los dos lados nos pregunta 'qué dicen desde el otro lado, qué música escuchan".
El periodista portuense distendía que "en Jerusalén no hay lugar para el aburrimiento. Lo único aburrido en Jerusalén es escuchar a la gente que no hay un sólo momento aburrido"; y ultimaba un discurso rico en imágenes y fundamentos defendiendo que "en esta pelicula no hay buenos ni malos; hay dos verdades, dos películas enfrentadas. Vean en mí no sólo al cronista del conflicto, sino a un periodista que ha intentado transmitir la información sin prejuicios."
El periodista portuense distendía que "en Jerusalén no hay lugar para el aburrimiento. Lo único aburrido en Jerusalén es escuchar a la gente que no hay un sólo momento aburrido"; y ultimaba un discurso rico en imágenes y fundamentos defendiendo que "en esta pelicula no hay buenos ni malos; hay dos verdades, dos películas enfrentadas. Vean en mí no sólo al cronista del conflicto, sino a un periodista que ha intentado transmitir la información sin prejuicios."