Nunca llegué a comprender a qué puerto se dirige ese almanaque paralelo que sobrescriben los "días mundiales" de la enfermedad. 8.000 personas murieron por causas relacionadas con el SIDA y el virus VIH ayer. Dentro de mi ineptitud, desconozco si casi la mitad de la población española que no emplea métodos anticonceptivos, una de las vías abiertas de transmisión para el VIH, tomó conciencia el día 1 de Diciembre de estos datos tan desalentadores.
Luce la agenda mediática en la solapa de su americana una cinta roja que nos recuerda que, un año más, las muestras de solidaridad y apoyo son demasiado costosas para extenderse durante 365 días. Entusiasta, secundo una iniciativa por el establecimiento de un calendario que despierte la conciencia ciudadana, al menos, una vez al mes. Una lacra que existe más allá de los bienintencionados fenecimientos de Lady Gaga y compañía. Quizás merezca más la pena esta batalla que darle voz a una señora que asegura, por quinto año consecutivo, que "jamás había visto nevar así". Y, ¿qué sabemos el resto? Serán cuestiones de audiencia.