Más de 2 000 familias en toda España se verán afectadas por la sentencia de la Sala Primera del Tribunal Constitucional, que da la razón al juzgado de Coín por el litigio de unos padres que defendían el derecho -y la racionalidad- de sus hijos a labrar su formación ajenos al sistema que opera en España. Puesto que los niños hablan cinco idiomas diferentes y reciben una instrucción provechosa en asignaturas como la lengua, las ciencias o la música, además de haber labrado opiniones firmes en materia de ética y moral; pero no integran supuestos de enfermedad o vida itinerante, no lo merecen. La ley ha hablado y, siempre por el bien de los chavales, les reintroduce en la sociedad a través de un rumbo hastiado, de docentes inoperantes -los menos- y escuetos conocimientos que se afrontan de forma teórica y trivial. Les lanza a los brazos del 'método', para restar autonomía a sus conciencias, en clases con treinta alumnos y la mitad de ganas, para que, al final, digan orgullosos: "Joder, ya estamos aquí, ya somos borreguitos".