En pleno trance legal por la "guerra de los cubículos", integrantes de la Federación de Ocio y Turismo de la Comunidad de Madrid (FOTUCAM) se manifestaron ayer contra las reformas Antitabaco que el Ejecutivo pondrá en circulación el día 2 de Enero de 2011. El organismo hostelero estima que 35 000 locales se verán obligados a cerrar con la pérdida subsiguiente de más de 150 000 puestos de trabajo. Sobre la mesa no son más que vaticinios buen fundamentados; sin embargo, cabe preguntarse en qué punto del río se perdió el cauce y dió comienzo la batalla de Pajín y amigos contra el sector hostelero. Un conflicto judicial que va camino de cobrarse el 10% de la recaudación anual en restauración. Ni mencionar las medidas fiscales en suspenso que deberían compensar a los locales que ya emprendieron las reformas correspondientes en 2005 (una media de 20 000 euros por establecimiento).
Dicen las evidencias que los cuartos no sobran, tal y como constataba hace un par de días nuestro señor Presidente retirando las ayudas de los 426 euros. Que el sector de la restauración, y por ende el del turismo, se constituye como uno de los pilares de nuestra economía, nadie parece cuestionarlo. De entre tanta Política incompetente, este dilema merece un apartado. ¿Quién demonios justifica este debate en la coyuntura actual?
De entre las pancartas que portaban los desdichados camareros, rescato aquella de "R.I.P. al cafecito de la mañana". Y no nos queda más que reírnos de vez en cuando porque ya, levantar la cabeza y echar un vistazo a la calle, no tiene ni puñetera gracia. ¿Qué viene después? Pues las amalgamas corporativas, los desencuentros y la picaresca, que de eso le sobra a España. Y, por supuesto, quitarnos el sombrero y agradecer al Gobierno, dentro de su benevolencia, que nos permita los cigarritos de Año Nuevo; y que rechazara ayer en el Senado la enmienda del sagaz Pedro Torres i Torres, del Grupo Mixto, para que no se pudiera fumar en lugares al aire libre donde se formen colas. Eternas se le iban a hacer las colas del INEM a más de uno, sin tabaco y sin un duro. Son las llamadas Políticas Sociales.
La conclusión es que toca dar las gracias al Ejecutivo. Además, innobles fumadores, salgan a expresar su libertades a la intemperie, que no hace tanto frío. Si es que al final nos quejamos, precisamente, por vicio.