Robert Booth recogía el galardón en primer lugar, en nombre de The Guardian: "mi papel particular fue el de registrar los cables para averiguar que era una historia y que no lo era. Al final estaba soñando con los cables de tanto trabajar con ellos. Para mí fue un privilegio formar parte de esta historia: tenía un campo de alcance tan inmenso que parecía que nunca se iba llegar a la verdad. Cuando vi las noticias el día 28 de Noviembre era como si cinco personas en distintos lugares del mundo se pusieron de acuerdo para lanzar una bengala a la vez. No sabíamos si iba a estar todo coordinado, creíamos que algún periódico se iba a adelantar a otros". Yves Eudes, grand reporter de Le Monde, también incidía en el ejercicio consensuado de estos cinco grandes medios: "cuando -estas cabeceras- deciden trabajar juntas de forma solidaria y compartir sus esfuerzos en lugar de competir entre ellos logran un producto de calidad incomparable". Eudes apuntaba a la faceta histórica del suceso y a un nuevo periodismo coordinado, "será un precedente".
Más escuetos se mostraron Hans Hoyng, responsable de Relaciones Exteriores del semanario Der Spiegel y Kyle Haugstad, en representación de The New York Times, que se limitaron a agradecer a la Universidad de Málaga y a la cátedra UNESCO su apoyo.
Era el turno del representante nacional, Vicente Jiménez, director adjunto de El País que reivindicaba que la experiencia Wikileaks, cuatro meses después de la explosión, sigue viva. De esta bestia mediática que ha constituido la publicación de los papeles del Departamento de Estado, Jiménez discurre varias reflexiones:
1. No es la información ni el desconocimiento lo que desestabiliza una sociedad sino los malos políticos. En lugar de poner en riesgo a la gente las filtraciones ha ayudado a salvar vidas.
2. Quienes prefieren mantener en secreto las decisiones hacia los ciudadanos demuestran que no creen en la democracia.
3. El villano que emerge de los cables no es Washington sino los líderes de otros países que se escudan en las mentiras que confunden a sus pueblos.
4. La información que circula por las redes es la que está haciendo temblar a estos políticos. El hecho de 250 000 documentos quepan en un pen drive ya es por sí revolucionario.
5. El hackerismo activo es el fenómeno cultural más importante de este principio de siglo.
6. La prensa consagrada sigue siendo indispensable. Wikileaks recurre a los dinosaurios del periodismo, a los más antiguos del lugar y no al periodismo digital, para transmitir sus contenidos.
7. El sistema informativo del futuro debe contar con actores como Wikileaks. Nada de lo importante que ha ocurrido en la red en los últimos años ha tenido a los medios grandes como protagonistas. Por primera vez, lo hemos sido.
8. Los secretos de estado pueden y deben ser revelados en bien del interés general.La prensa de calidad tiene que desvelar estas mentiras
9. Las filtraciones de wikileaks pueden conllevar riesgos como las dificultades de los ciudadanos para acceder a la información pero sin duda es una empresa que debemos afrontar.