
“Las lágrimas que se ven en la película son verdaderas”, decía la actriz en una de sus últimas entrevistas públicas en 2007. Maria Schneider ha muerto esta mañana debido a una larga enfermedad, según informa su familia. La actriz y música, de 58 años, no consigue, ni en sus obituarios públicos, quitarse la espina de Brando. Porque dicen los entendidos que la buena película tiene que enseñar algo, pero lo de la mantequilla se podía haber hecho de otra manera. El último tango en parís (Bernardo Bertolucci, 1978) fue su trampolín y sería su cruz durante toda su carrera y, ya en estos tiempos que corren, siendo de sobra conocidos los apabullantes avances en lubricantes y juguetes varios, no deberíamos perder la ocasión de perdernos en sus ojos.